ACTIVIDADES PARA APRENDER A MEJORAR LA AUTOESTIMA DE LOS HIJOS



La idea fundamental y lo que hay que tener claro desde el principio es que los niños responden más y mejor a los refuerzos positivos que a los castigos y reprimendas.
Siempre tienden a repetir y reforzar las conductas en las que han recibido una felicitación, un halago, un guiño un premio o sonrisa.
Partiendo de ahí, es lógico pensar que a mayor número de elogios, mayor concepto de sí mismo tendrá el niño, ya que será consciente de todas las cosas que hace bien, que son muchas y le dará pié a intentar mejorar y aprender siempre más y mejor. Esto potencia una buena autoestima.
Excederse en cuanto a las críticas y rechazos fomenta una idea de sí mismo pobre y con un alto grado de equivocaciones y descontentos en todo lo que hace, lo que empobrece también la autoestima del menor.

Tratar y hablar a los hijos con respeto, no sólo fomenta la adquisición de esta cualidad hacia los demás, sino que también favorece el respeto hacia sí mismos y sus decisiones y actuaciones en el curso de su desarrollo.

Debemos saber que nadie es perfecto, ni siquiera nuestros hijos, por más empeño que pongamos en ello, sí que no debemos exigir que los hijos sean perfectos en todo. Hay que hacerles entender que podrán hacer y aprender todo aquello que se propongan, pero si algo se tuerce y no sale bien, no es malo equivocarse, sino todo lo contrario, de los errores se aprende y ello nos hará más fuertes. Los padres aceptarán a sus hijos tal y como son y ante los fallos, siempre hay que valorar el esfuerzo y el empeño puesto en lo que se hizo. Se desarrollará así una imagen positiva de sí mismos ya que se sentirán apoyados y aceptados al cien por cien por sus progenitores.

Hay que hacerles saber a los hijos que sus preguntas y opiniones son muy válidas e importantes, no tratarlos como si no importaran, sin prestarles la atención debida, o mostrar sentimientos de aburrimiento ante lo que dicen o hacen. Pensarán de esta manera que no son importantes y si para los padres no es importante lo que sus hijos les cuentan, ¿para quién lo será?

Hay que estimular a los niños a ser cada vez más autónomos, tanto en sus decisiones como en sus actos. La autonomía, el hacer cosas solos, fomenta el que se sientan capaces en muchas facetas de sus vidas. No hay que hacérselo todo, con la excusa de que no la hace bien, todavía no sabe, me hace todo un desastre cuando me ayuda, esto a la larga es una posición cómoda que toman los padres, ya que es más rápido hacerles tú las cosas que enseñarles cómo hay que hacerlas y guiarles al principio en el proceso. A veces es también por una actitud sobreprotectora de los padres hacia los hijos, ya que no creen que sus hijos sean capaces muchas veces de realizar actividades solos. Las harán si desde pequeños se fomenta esa actitud y esto promoverá la idea en ellos de que no hay nada que no puedan hacer si se lo proponen y el esfuerzo se verá recompensado sólo con el hecho de haber podido realizarlo.
Con el tiempo se pueden ir dando al niño pequeñas responsabilidades, con las que se sentirá importante y verá que sus padres confían en el para la realización de pequeñas tareas en casa, por ejemplo. El sentirse de ayuda es también muy importante.

No hay que protegerles demasiado ante algo en lo que sabemos que va a fallar o se va a desilusionar. La frustración y el fracaso, forman parte del aprendizaje de la vida, hay que estar preparados para animarles en determinados momentos y ser un reflejo positivo para ellos, no alejarles de aquellas cosas o situaciones que creemos que no van a saber manejar por sí mismos.
No hay que tomar tan a pecho las cosas y hay que saberles explicar que en determinadas ocasiones hay cosas en las que fracasamos, pero que no es por su culpa, ni son peores personas por ello.

Hay que fomentar los intereses y habilidades de los hijos, apoyarles en la participación de actividades que son de su interés y en las que puedan sobresalir. Esto fomentará su autoestima.

En definitiva, debemos elogiarle siempre ante conductas positivas, situaciones que le requieran esfuerzo, siempre que haga algo bien, siempre que demuestre interés y ganas en las cosas que hace.
No debemos exigirles más de lo que pueden llevar a cabo, ni someterles a actividades que les disgusten solo por el mero hecho de que creamos que es lo mejor para ellos.
Hay que promover hábitos de autonomía y responsabilidad, dejarles decidir y hacer por sí mismos.
Asesorarle cuando se encuentre ante obstáculos o fracasos, animarle, todos fracasamos y de eso aprendemos en la vida, no hay que hacer un drama de cada fracaso o desilusión. Hay que aprender a mirar el esfuerzo y empeño puesto más que el resultado, lo importante es siempre participar.
Hay que evitar corregirles delante de otras personas, sobre todo si se trata de extraños. En privado les explicaremos qué han hecho mal, por qué y cómo enfrentarse a esa situación la próxima vez.
No hay que culpar todo el rato a los hijos por lo que han hecho mal, es suficiente con mostrarles donde se han equivocado, sin echar en cara nada y animarles cómo hacerlo bien en otra ocasión.

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